miércoles, 16 de julio de 2014

Decencia (Relato)


Maximiliano Cladakis

- Es indecente, simplemente… es indecente – dijo Marta, con cierto aire de indiferencia, como algo que ni siquiera debía de ser dicho por su obviedad, mientras sorbía un trago de su té con limón.

- Yo no lo entiendo... con Juan Carlos le dimos todo -  Respondió, algo compungida ,María Estela, con la mirada perdida sobre la pantalla que se elevaba a unos metros por encima de las mesas y a la que no  prestaba ninguna atención.

- ¿Y yo que tendría que decir entonces? Por Claudia nos sacábamos el pan de la boca, le pagamos la Universidad y después se termina yendo con ese tipo…mejor no me hagas acordar…- replicó Marta, indignada,  aunque no parecía hablar con su compañera de mesa, sino esencialmente consigo misma.

- Es así – suspiró María Estela con tono resignado- Uno hace todo por ellos y, a cambio no le dan ni las gracias, al contrario, parece que nos odian… Antes no era así, no era así…
- ¡Claro que no era así!- exclamó Marta, con voz potente, abriendo expresivamente los ojos por primera vez en la tarde - antes había respeto… y sobre todo ¡Decencia!

- Sí, tenés razón – asintió María Estela bajando la mirada- Antes a los padres se los respetaba… Y no sólo una ¿sabés cómo lo trataba Juan Carlos a mi papá? Como a un señor. Una vez…

- ¿A los padres? –La interrumpió Marta- ¡A todo el mundo se trataba con respeto! A las maestras, a los policías, a los militares ¡Las cosas eran como deben ser! Ya me estoy poniendo nerviosa…

- Sí, todo se vino abajo… en nuestros tiempos la maestra era la Maestra, el policía era el Policia, el militar era el Militar…

- ¡Y ahora cualquier malcriado le pega a la maestra!- Dijo Marta, casi gritando- ¡Y ni hablar de la policía! ¡Les pagan un sueldo miserable y matan a cincuenta por día! Y después, si un policía se defiende vienen los de los derechos humanos… ¿¿Y los derechos humanos de las víctimas?? ¿¿Y los militares?? Es gente grande. Vos los ves y son caballeros. No los dejan ni morir en paz… Cambiemos de tema… siento que se me sube la presión y el médico me dijo que no tenía que ponerme nerviosa.

   Hubo un momento de silencio. Marta aspiraba y expiraba profundamente, mientras sus mejillas abandonaban el color rosa para regresar a la palidez habitual. Su amiga volvía a clavar la vista en la pantalla. Los sócalos pasaban una noticia tras otra de manera intermitente. Sin embargo, los aparatos estaban silenciados, una radio que transmitía una música alegre y despreocupada ocupaba el lugar de la voz de los periodistas. En la mesa de al lado, un grupo de hombres, vestidos con camisa y corbata, que rondaban los cincuenta años, bebía champagne y hablaba, por momentos a gritos, sobre temas que iban de los automóviles al futbol, pasando por los negocios y las mujeres, mientras que, de tanto en tanto, se intercalaban insultos esporádicos hacia el Gobierno Nacional.

- El otro  día me cruce al hijo de Susana – dijo María Estela, reanudando la charla, al tiempo que revolvía con una cuchara por enésima vez su té.

- ¿Cómo anda?- preguntó Marta ya calmada – Ese es un buen chico. Después de que se le murió el padre, se hizo cargo de la fábrica … y a la madre la tuvo siempre como a una reina
 - Lo vi preocupado. Me dijo que andaba con unos problemas con los obreros. Con este tema de que la AFIP los obliga a ponerlos en blanco, los números no le están dando…

    Marta esbozó una sonrisa de resignación. Bebió el último trago de su té con limón y dejó la taza vacía sobre el plato que estaba encima de la mesa

- Es así como está todo, te lo dije mil veces, no dejan vivir a la gente decente.


     María Estela asintió con la cabeza y siguió revolviendo su propio té. De la mesa de al lado, uno de los hombres contaba, con orgullo, cómo se había acostado con la mujer de uno de sus empleados.


martes, 15 de julio de 2014

Israel: un Estado Occidental y Cristiano


Maximiliano Basilio Cladakis

    La religión oficial del Estado de Israel no es el cristianismo, ni su ubicación geográfica se extiende sobre lo que suele ser denominado como región occidental del mundo. Sin embargo, el Estado de Israel es, así y todo, un Estado Occidental y Cristiano. Incluso, quizás, uno de los más radicalizados.

    “Occidental” y “Cristiano” no son, en términos políticos, conceptos que se corresponden a la religiosidad de un pueblo ni a su ubicación territorial. Es más, no sería exagerado decir que “Occidental” y “Cristiano” son configuraciones conceptuales que no tienen nada que ver con la religión ni con la geografía.   Lo “Occidental” y “Cristiano” debe, entonces, ser comprendido a partir de una lógica que trasvasa el ámbito de las creencias y de las territorializaciones.

   El Mundo Occidental y Cristiano es el Mundo Civilizado, más allá de si se trata de Estados que están al oriente o al occidente, o si sus religiones oficiales son el cristianismo, el judaísmo o el budismo. El polo central de  oposiciones partir del cual se configuran los ejes esenciales de las disputas en el plano internacional es, como hace siglos, el binomio “civilización-barbarie”.

    El ser civilizado es el ser occidental y cristiano, incluso cuando no se lo sea. Y viceversa, el ser bárbaro es el no ser ni occidental ni cristiano, aunque sí se lo sea. Venezuela, por ejemplo, se encuentra al occidente de Europa y su religión oficial es el cristianismo. Sin embargo, no se trata de un Estado civilizado, sino de una de las encarnaciones más extremas de la Barbarie (todo esto, vale aclarar, desde la perspectiva de la Civilización). No es, por lo tanto, un Estado ni “Occidental” ni “Cristiano”. Un ejemplo contrapuesto: la religión oficial de Japón no es el cristianismo, y se encuentra en el extremo oriente de Europa (aunque al occidente de América Latina, y, si entramos en detalles, debido a que la tierra es una esfera, también de Europa), sin embargo es un Estado civilizado, por lo tanto, forma parte del mundo “Occidental” y “Cristiano”.

   El argumento carece de toda lógica si comprendemos la lógica desde un plano formal, pero la lógica de, como bien la llama José Pablo Feinmann, la razón imperial es una lógica radicalmente distinta a la de las formalizaciones, y totalmente alejada de principios tales como el de “no-contradicción” ¿Qué es, entonces, la Civilización? A esta pregunta se podría dar respuestas múltiples y variadas. Sin embargo, resumiendo: la Civilización son las potencias mundiales y sus aliados.

   La lógica de la Civilización es, pues, la del imperialismo. “Nosotros somos los civilizados, por lo tanto, somos el Bien; los otros son los bárbaros, por lo tanto, son el Mal”. Este es el fondo de toda argumentación “pro-civilizatoria”, una simple máscara detrás de la cual no hay otro secreto más que el imperialismo: un Estado, un pueblo, una Nación, sojuzgando, masacrando y vejando a otro Estado, a otro pueblo, a otra Nación.

   Israel es, sin lugar a dudas, un Estado civilizado. Sojuzga, masacra y veja a poblaciones enteras. Sin embargo, el establishment internacional guarda silencio. Es lógico: Israel es la Civilización, por lo tanto es el Bien, sus enemigos son la Barbarie, por lo tanto son el Mal. Matar, violar, carbonizar criaturas recién nacidas no es un crimen si se trata de seres infrahumanos. Y, para el Estado Israelí, los palestinos, como todos los bárbaros, son seres infrahumanos. Ellos están en una Guerra Sagrada, no la llamarán Jihad pero es lo mismo, y en una Guerra Sagrada vale todo ya que el Bien lucha contra el Mal, y en esa lucha no hay mediaciones.

   El último ataque de Israel hacia la franja de Gaza lo deja bien en claro: 122 muertos, entre los que se contaban 22 niños, 15 mujeres y 12 ancianos. Sin embargo, no hay indignación ni condena hacia aquellas muertes, como tampoco las hay hacia las políticas de legalizar la tortura, de no dejar entrar ayuda humanitaria al territorio en conflicto, de lanzar fósforo blanco sobre poblaciones civiles, de querer lanzar una guerra nuclear sobre un país que no cuenta con armamento de ese tipo; etc.  

   En un artículo escrito por León Rotzichner, publicado hace unos años en Página 12, el escritor e intelectual señalaba una paradoja trágica: Israel, históricamente, había sido la víctima de las peores atrocidades cometidas por el Mundo Occidental y Cristiano durante siglos, atrocidades que culminarían en la Shoá, sin embargo hoy es el adalid y guardián de ese Mundo Occidental y Cristiano, y en su nombre comete contra los pueblos vecinos, los mismos crímenes que el Mundo Occidental y Cristiano cometió contra él.

     Lo dicho por Rotzichner continúa teniendo hoy una vigencia primordial. Cada acto del Estado de Israel lo afirma más como la vanguardia más radicalizada del Mundo Occidental y Cristiano, y, en cada crimen de Lesa Humanidad que perpetra se afirma más como partícipe de ese mismo mundo que eliminó a más de seis millones de judíos.